La característica principal de los establecimientos del Grupo Tragaluz, estableciendo un siempre difícil y brillante equilibrio entre gastronomía y diseño interior, vuelve a manifestarse, una vez más, en este nuevo restaurante situado en el “ensanche” barcelonés.
La primera sensación que transmite la entrada en este restaurante, es la de una cierta domesticidad, algo así como entrar "en casa". Por ello, la conversión de esta antigua vivienda del Ensanche barcelonés, se ha realizado conservando todos sus elementos y proporciones originales, tal y como la distribución, la gran escalera y todas las cornisas de los techos existentes. La cobertura del patio con un gran cerramiento de tipología invernadero, recupera este espacio exterior para crear un nuevo comedor que amplia visualmente las salas anexas y permite disfrutar de la vegetación interior.
El acceso a este nuevo local se hace a través de un pequeño colmado de productos selectos que el cliente puede llevarse para cocinar en casa pero que también sirven como base de la elaboración de los platos de la cocina. Hortalizas frescas, quesos y conservas entre otros se exponen en un juego de cubos de madera dentro de la estructura recuperada de una estantería que perteneció en su momento a la joyería que se ubicaba en esta antesala de la vivienda.
Desde esta pequeña tienda se ve al fondo el patio y comedor principal, pasando por una zona de espera con un banco corrido y mesitas bajas, o bien por la escalera principal, con un nuevo volumen a modo de caja de mercancías de madera que esconde el baño.
La barra, donde también se puede comer, se sitúa en el antiguo salón de la casa. Es un volumen limpio de mármol blanco, con un gran artilugio de hierro blanco suspendido desde el techo donde se ubican otra vez, como en la estantería del colmado, cajas de madera que sirven de botellero así como lámparas de pergamino.
El proyecto también recupera algunos aspectos del primer restaurante Mordisco del Grupo Tragaluz, como pueden ser la mesa comunitaria bajo el gran cuadro de Mariscal, fotos y otros recuerdos de los diferentes artistas que frecuentaron aquel local o la mesa de ensaladas, ahora expuesta en el patio.
El nuevo pavimento de hormigón que también forma el banco corrido del patio, la combinación de mesas y sillas, los cojines de tela de camiseta, la madera contrachapada y el hierro lacado en blanco, junto con piezas de mobiliario recuperadas, dotan al proyecto de un aire nórdico y dinámico, a la vez que mantienen una escala muy domestica.
En el piso superior, a diferencia de la planta baja, se ha pretendido dar un aire más cálido y elegante a los salones que acompañan a una nueva barra de piedra para los cócteles. Estos antiguos dormitorios se han amueblado con sofás tapizados con terciopelo envejecido, distintas butacas y mesitas bajas. También se ha creado un rincón de lectura con chimenea, forrada, en su conjunto, con madera envejecida.
Vía www.ondiseno.com
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