Se llama Otto Bock, un edificio que servirá como punto de encuentro para los profesionales de la tecnología ortopédica médica, diseñado por la firma de arquitectura Gnädinger Architekten.
Con un espectacular diseño orgánico tanto en su interior como en su piel exterior, este edificio espera la visita de más de 200.000 clientes durante este año. Situado en una zona de Berlín en la que predominan las formas regulares, supone una arriesgada apuesta que aporta gran dinamismo a la escena.
Su diseño compacto e irregular en planta y de seis alturas le aporta singularidad frente a los edificios vecinos. La piel del edificio se basa en el estudio de las secciones del músculo humano, en una doble capa, mezcla de vidrio y paneles de aluminio blanco.
En los tres primeros niveles se sitúan las salas de exposiciones para productos ortopédicos, y su esquema en planta está basado en un núcleo fuerte de comunicación vertical en torno al cual se desarrollan los espacios diáfanos que le aportan gran flexibilidad.
El interior está fuertemente influenciado por un minimalismo orgánico, con una gran mayoría de superficies blancas en contraste con suelos de piedra natural o alfombras de un homogéneo color gris plata. El núcleo interior está terminado en vidrio de colores vivos y en esta piel se hallan integrados paneles de televisión que informan en todo momento a los huéspedes del edificio.
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